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 12 DE DICIEMBRE DE 2001 MIERCOLES SOLIDARIO  
    
VICENTE ROMERO

Un periodista que conoce muy bien el poder de una imagen

Con poco más de 20 años se embarcó en la aventura que le marcaría la vida: le enviaron como corresponsal a cubrir la guerra de Vietnam. Han pasado más de 30 años y ahí sigue, viajando por países remotos, recogiendo en imágenes la vida tal cual, sin tapujos. Vicente Romero es un apasionado del periodismo. Poder sacudir la conciencia a la gente a través de una imagen es algo grande. Desde Torrespaña, no sabe dónde estará la semana que viene. Es lo que tiene esta profesión

SARA MORENO

Nunca fue un buen estudiante y, la verdad, tampoco le hizo falta. Claro que entonces las cosas no estaban tan difíciles como ahora. Desde bien pequeño Vicente Romero sabía qué quería hacer en la vida y lo ha conseguido. ¿El qué? Pues ser periodista, “porque desde pequeño quise hacer periódicos. Un íntimo amigo y yo los hacíamos”, dice desde su lugar de trabajo, la mesa que ocupa en la quinta planta del edificio de Torrespaña.

Si os interesa la actualidad y estáis acostumbrados a ver los reportajes de Informe Semanal los sábados por la noche, o el programa En portada, los martes, ya le habéis identificado. Con más de 30 años de profesión a sus espaldas, ha pasado gran parte de su vida viajando por países remotos y conflictivos. Ha visto de todo, bueno y malo: matanzas e injusticia, belleza y humanidad, y ha encontrado el mejor medio de transmitirlo, las imágenes. “Me encanta hacer reportajes, la posibilidad de escribir con imágenes y producir una sensación en el espectador. Es un trabajo fascinante desde que empiezas a plantearte cómo hacerlo hasta que se emite”, dice.

Vicente reconoce que tuvo mucha suerte porque estaba estudiando Periodismo en Madrid y trabajando en el diario Pueblo, en la sección de Local. Entonces el director, que era Emilio Romero, se fijó en que había otro Romero en la Redacción y pensó que la gente iba a pensar que era pariente suyo. ¿Qué hizo? Le envió a Vietnam, un país en guerra. “Me dieron esa oportunidad que a veces sólo pasa en las películas”, reconoce Vicente.

“Recuerdo la enorme ilusión de mis primeras crónicas. Ir tan joven a una guera era todo un desafío. Una experiencia inolvidable. Me gustó tanto que llevo 30 años repitiendo”.

Y ¿qué es lo que más le gusta después de tanto tiempo? Pues “viajar, la sensación de entrar en los sitios en unos momentos difíciles y ver las cosas por ti mismo, el tener que ir luchando contra las dificultades, la gente que conoces en situaciones límite, que es la más auténtica. Quizás lo mejor es la gente”, afirma con convicción este gran testigo.

Solidaridad

Todavía es posible creer en el ser humano

S. M.
La información como motor de la solidaridad. Es posible concienciar a la gente a través de unas imágenes, claro que sí. Vicente Romero está convencido de ello. Tienes que dejar que las cosas te afecten. Después de haber estado en el infierno y haberlo mostrado, todavía es posible creer en el ser humano y se puede hacer mucho por los demás.

Un primer paso es conocer qué pasa en realidad y quiénes son los más afectados. Porque las guerras las hacen quienes mandan, pero las sufren los más inocentes e inofensivos. Con libros y reportajes, Romero ha puesto su granito de arena en este sentido. Su tarea como periodista, mostrar la realidad pura y dura, nos ha permitido conocer otras realidades. Pero él pertenece a la nuestra y ahora se enfrenta a la Navidad. “Cuando vienes de un conflicto o de un sitio con una pobreza extrema...” imaginaos el contraste que supone, pero...

Un momento muy emotivo

Junto al cámara de televisión Evaristo Canete, Vicente Romero ha compartido mucho. Por ejemplo, “estábamos en Coma (ex Zaire) y había 20.000 cadáveres en las calles. Tenías una sensación de impotencia terrible. Veías soldados del ejército francés que daban patadas a los cuerpos para ver si estaban vivos. Echaban los cadáveres en fosas comunes. Con la tierra de cavar una fosa se tapaba la anterior.

Era un ambiente terrible y vimos un niño sentado encima del cadáver de su madre, con el resto de su familia muerta alrededor. El niño estaba en las últimas también y cuando Canete trató de filmar, el niño miró a la cámara y sonrió. Esa sonrisa hizo polvo a Canete, que dejó la cámara en el suelo y me dijo que no podía seguir. Vi que estaba llorando. Entonces nos abrazamos y me puse a llorar yo también”. Sobran más palabras.

Además

AQUELLOS AÑOS. “Los años de Secundaria los recuerdo con cariño. Es una etapa importante porque coincide con tus primeras decepciones, ilusiones, el primer amor, con amigos que nunca olvidas...”.

LO QUE COSTO TERMINAR. “Estudié Periodismo, pero tardé en acabar la carrera ocho años. Fui uno de los peores alumnos de mi promoción. Vine a examinarme de la última asignatura que me quedaba con un avión de heridos que venía desde Angola”.

MUCHO TESON. Quien quiera dedicarse a esto, debe tener “paciencia, tesón y poner una vela a santa Rita de Casia, abogada de los imposibles, porque hay muy pocos puestos. Es difícil, pero no hay que descartar a la suerte, que es de quien la trabaja y de quien la provoca”, aconseja Vicente.

LO MAS. “La mayor satisfacción personal ha sido ver cómo encarcelaban al general Camps de Argentina por un artículo mío del diario Pueblo”.

PERIODISTA SIN MAS. “No me gusta lo de corresponsal de guerra. Forma parte de la mítica. Eres periodista y te toca hacer unas elecciones o un golpe de estado o una guerra”.