Encabezamiento Vicente Romero
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INFORME SEMANAL


REPORTAJE

181. "Mutilados de Sierra Leona". 17/1/2004. Duración: 12min.


Un reportaje de: VICENTE ROMERO y OUTI SAARINEN.

Imagen y sonido: JESUS MATA y J. H. RUANO

Montaje vídeo: JULIAN LLORENTE

PAISAJES DE SIERRA LEONA

Sierra Leona, un país pequeño y olvidado en la costa oeste de África, ha sido escenario de una de las guerras más despiadadas que ha padecido el atormentado continente negro. Una década de enfrentamientos --con el tráfico de diamantes como telón de fondo-- dejó una amarga herencia de destrucción y de dolor entre una población que sufrió las mayores crueldades imaginables.

CAMPO DE REFUGIADOS DE MURRAY TOWN.

Las huellas del salvajismo resultan todavía visibles en una legión de mutilados, pobres gentes que perdieron piernas o brazos bajo las hachas de los verdugos de la guerrilla. La violencia se extremó a lo largo de cinco años terribles, cobrándose más de 75.000 muertos entre 1996 y 2.001. Pero, además, las fuerzas rebeldes con apoyo del gobierno de la vecina Liberia, emplearon las amputaciones masivas como despiadada táctica militar para extender el terror.

PRESIDENTE DE LOS MUTILADOS
El número de amputados superó los seis mil, pero muchos de ellos fallecieron al no ser capaces de soportar el dolor, o no lograron sobrevivir a causa de las pésimas condiciones creadas por la guerra, lo que ha hecho que queden unos tres mil. Los grupos rebeldes decidieron alcanzar el poder por medio del terror, cometiendo las mayores atrocidades.

CAMPO DE REFUGIADOS DE MURRAY TOWN.

El miedo a las mutilaciones y matanzas indiscriminadas hacía que la mera proximidad de la guerrilla provocase el caos entre la población civil, que huía abandonando campos y aldeas al control de los insurgentes. Con la paz, ha llegado la hora de la Justicia. Y antes de que acabe el año, un Tribunal especial creado por mandato de Naciones Unidas juzgará los numerosos crímenes contra la Humanidad que se cometieron en Sierra Leona. Miles de mutilados se han beneficiado de la ayuda humanitaria. Pero muchos otros permanecen todavía en el campo de refugiados de Murray Town, donde aún continúan llegando amputados procedentes de remotas zonas rurales cuyas gentes ignoran que la guerra ha terminado.

MAURIZIO BOA (misionero josefino)
Estos niños llegaron al campo de Murray Town hace casi un año. Venían de las zonas de Makene y Fadugu. Su aldea fue atacada por los rebeldes. Cuando trataron de huir los atraparon los de los machetes, que hacían lo que querían con los prisioneros. En su poder cada uno de estos tres pequeños perdió una pierna. Algunos campesinos que vivían en poblados lejanos se han armado de valor y han salido. Así ha aparecido esta niña. Se llama Simba. Tiene once años. Ha perdido la mano derecha. Y una niña sin brazo, en una aldea, vale menos que una cabra. No vale nada. Nadie se casará con ella. Y quedará, por tanto, destinada a vivir sola.

MAURIZIO BOA EN SU OFICINA.

Desde hace años, el misionero italiano Maurizio Boa trabaja en apoyo de los mutilados, dedicando especial atención a los más desamparados. Ha elaborado un censo, con la historia detallada de cada uno de los amputados. Y gracias a sus gestiones muchos han obtenido ayudas, microcréditos e incluso viviendas.

VIAJE POR CARRETERA. CUARTEL DE LA ONU.
GENTES EN EL POBLADO DE GRAFTON.

Con el padre Mauricio nos alejamos de Freetown, para visitar a algunas víctimas de la violencia asentadas en aldeas especiales, que han sido financiadas por el gobierno noruego y puestas bajo custodia de las tropas de Naciones Unidas. Se trata de poblados de nueva construcción, levantados en tierras fértiles pero deshabitadas a causa de la guerra, cuyas casas están dotadas de agua potable y luz eléctrica.

UN JOVEN SIN MANOS, JUNTO A SU ESPOSA.

En la localidad de Grafton encontramos a un joven que sufrió la amputación de sus dos manos en 1999, cuando fue capturado por las fuerzas insurgentes que se retiraban derrotadas. Los jefes rebeldes escogieron a cuatro hombres para mutilarlos a hachazos y él fue uno de ellos. Sin embargo aquella desgracia representó una suerte. Porque después los guerrilleros ametrallaron a los demás prisioneros.

JOVEN SIN MANOS
Huimos los cuatro a la selva y nos ocultamos. Mataron a mi hermano, a mi padre, a mi madre... mataron a todos los civiles, menos a mi abuela que se había quedado atrás. Los amputados que conseguimos escapar, corrimos entre la vegetación y permanecimos escondidos en la selva durante una semana. No había nadie que nos pudiera ayudar, y no teníamos comida ni medicinas ni nada.

EL JOVEN MATRIMONIO NOS ENSEÑA SU CASA.

Afortunadamente fueron encontrados por las fuerzas de pacificación, que los llevaron a un hospital. Cuatro años después, pese a su limitación física, ha conseguido reemprender su vida. Acaba de casarse y levanta un hogar, sabiendo que cuenta con el apoyo de sus vecinos.

VISTAS DEL PUEBLO. UNA MUJER EN SILLA RUEDAS.

Porque en esta aldea todos comparten las mismas desdichas y esperanzas. E intentan salir adelante, superando el trágico pasado común de la guerra y su barbarie.

KADIATU FOFANAH
Mi marido salió corriendo con nuestros hijos, en busca de un escondite. Pero yo no pude escapar, cargada con mi bebé de siete meses. Dijeron que los hombres se pusieran en una fila y las mujeres en otra. Luego dispararon contra los hombres, matándolos a todos. Y después se ensañaron con las mujeres. Cogieron los machetes y empezaron a cortar manos y pies. A mí también, cuando me caí al suelo con mi hijo en brazos.

UN ANCIANO EN EL PORCHE DE SU CASA.

Tampoco su avanzada edad libró del tormento a Mustafá Mansaray. Nos recibió de mala gana, tal vez porque el padre Maurizio le reprochó que se hubiera comprado una tercera esposa, todavía adolescente. Pero nos contó que pocos días atrás se había encontrado con quien fue su verdugo.

MAURIZIO BOA:
¿Por qué te cortaron las manos?

MUSTAFA MANSARAY:
¿Por qué nos cortaron las manos? No lo sé. Solo ellos saben por qué lo hicieron. Son unos lunáticos. El hombre que me cortó las manos se llama Safa Lagi. Lo he visto en el campamento de mutilados de guerra en Freetown.

MAURIZIO BOA:
¿Lo viste en Freetown? ¿Qué hiciste?

MUSTAFA MANSARAY:
No supe qué hacer. No le hice nada.

VICENTE ROMERO:
¿Habló usted con él?

MUSTAFA MANSARAY:
No. Pero le vi con mis propios ojos.

SE ACERCA UNA MUJER COJEANDO.

Nada detuvo a unos guerrilleros enloquecidos por el abuso de las drogas. No tuvieron piedad con ancianos, niños ni mujeres embarazadas, jactándose de que la única diferencia entre sus víctimas era la ‘manga larga’ o la ‘manga corta’ según les amputasen la manos o el brazo.

MUJER MUTILADA
Los rebeldes se apoderaron de mi aldea y mataron a muchos hombres. Después, nos pusieron a los demás en fila, y uno de los jefes iba diciendo a quien tenían que cortarle una mano o un brazo, y a quién una pierna o los dos pies. Nos apuntaban con los fusiles y no podíamos escapar. Yo estaba embarazada de ocho meses, pero eso no les importó y me cortaron el pie de un hachazo.

CASA DE LOS MISIONEROS

De regreso a Freetown nos detenemos en Casa Murialdo, donde los misioneros josefinos han recogido a un grupo de niños mutilados y sin familia. Criaturas traumatizadas por las amargas experiencias que han pasado, incapaces de sobrevivir en la frialdad de los orfanatos.

MAURIZIO BOA (misionero josefino)
Esta niña se llama Zalma Zampúa. Tiene ocho años, y está aquí con nosotros porque fue violada por el maestro de su escuela, en una aldea muy apartada. Este crío pequeño de siete años es otra víctima de la guerra. Cuando llegaron los guerrilleros, el seis de enero, mataron al papá de este niño. Y con enorme crueldad, le cortaron un brazo al niño. También quisieron hacer daño a la madre, pero en ese momento llegaron las tropas internacionales. A los siete años y sin un brazo, ¿qué se puede hacer? Nada. Sigue yendo a la escuela.

NIÑOS EN EL PATIO. CANTAN.

La estación de lluvias no permite jugar en el patio. Así que por las tardes, después de la escuela, los niños hablan y cantan resguardados en un cenador. Con timidez, obedecen al padre Mauricio, que les hace cantar el himno del centro. Luego vuelven a intercambiar sus recuerdos más duros, compartiendo el dolor con el propósito de superarlo juntos. Lo han hecho ya muchas veces, y no vacilan en repetirlo ante la cámara.

NIÑA MANCA
Cuando entraron en nuestro poblado por la mañana dijeron que iban a matarnos por ser de los kamayós, solo como advertencia para nuestra gente. Entonces empezaron a cortarnos las manos.

LA NIÑA GUARDA SILENCIO

A veces la amargura bloquea su memoria. Esta niña tenía solo trece años cuando el terror quebró su vida. Desde entonces no ha vuelto a saber nada de sus padres y hermanos, pero supone que los mataron a todos.

MAURIZIO BOA (misionero josefino)
Como pueden ustedes ver los chicos hablan con cierta tranquilidad de lo que les ocurrió, porque están habituados a hacerlo. Porque para que se liberen de toda su ansiedad, los psicólogos que han venido a visitarlos han sugerido que les hagamos hablar muy explícitamente de lo que les ocurrió, con detalles, esto y aquello, para ayudarles a vivir con su experiencia.

LA NIÑA PERMANECE EN SILENCIO

Aunque logren superar sus consecuencias, nunca podrán olvidar las atrocidades que sufrieron. El horror permanecerá, grabado para siempre en sus frágiles cerebros infantiles.

MAURIZIO BOA CON CIEGA (Koroma Saffinatu)
Cuando los rebeldes entraron en la aldea de Songo mataron al papá de esta chica. Ella empezó a llorar, aturdida por el terror que se desató aquella noche, así que los rebeldes quisieron hacerla callar y castigarla para que no alborotase más. La pincharon en un ojo para que se callara. Pero la niña siguió llorando y gritando. Entonces uno de los rebeldes cogió una de esas cintas de plástico negro que usan, se lo pegó al otro ojo y le prendió fuego. El plástico ardiendo la dejó ciega.

NIÑA CIEGA CON OTROS NIÑOS

Su madre enloqueció y la abandonó. Así que --a la edad de diez años-- la pequeña quedó ciega y sola. Pero su drama es tan sólo uno más entre miles de historias trágicas, de niños y adultos víctimas de una guerra absurda, cruel y olvidada cuya principal causa se encuentra en los despiadados intereses del comercio mundial de diamantes.
 

 
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Última actualización:
17-Apr-2005
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